Portofino es un pequeño poblado al norte de Italia que con
apenas 500 habitantes ofrece una de las panorámicas más impresionantes del
mundo.
El pueblo se halla situado en un emplazamiento privilegiado
donde las aguas del Mar de Liguria, una subdivisión del Mediterráneo que ocupa
la zona entre el norte de Italia y la isla francesa de Córcega, bañan un promontorio
que recibe el mismo nombre que el pueblo.
El pueblo se ubica justo en la bahía que habilita el saliente de roca y
se camufla entre la frondosa vegetación con ese verde pardo tan típico del
clima mediterráneo.
Las construcciones presentan un diseño al más puro estilo genovés
– Génova está a tan solo 36 kilómetros – con sus fachadas coloridas en
tonos pastel y numerosos adornos al que hay que sumarle la altura y estrechez
debido a la ocupación vertical del espacio para poder construir entre la roca y el mar.
A pesar de su pequeño tamaño Portofino goza de una larga historia. Fundada durante el imperio romano ha ido hospedando a
grandes personalidades a lo largo de los años:
Marconi, Nietzsche, Ricardo Corazón
de León o el Papa Adriano VI fueron algunos de los que quedaron enamorados por
la singularidad de este pueblo. Pero no
solo conquisto a personajes ilustres. Portofino ha cambiado su rol de pequeña
aldea de pescadores a destino turístico de gran interés mundial por la peculiaridad
y conservación de sus atractivos así como el buen trato recibido por los
nativos del pueblo.
Un rasgo de su pasado pesquero es su gastronomía. La cocina italiana ya es una de las más
elogiadas en todo el mundo pero la cocina de los pueblos pesqueros de Génova
ofrece un plus; y es que en pocas partes del mundo se sabe cocinar el pescado
como en este lugar.
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